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Escritos sobre Historia, de Héctor J. Iaconis

El instalación del primer hospital en 9 de Julio

El instalación del primer hospital en 9 de Julio

* Por Héctor José Iaconis.

Julio de Vedia al fundar el campamento militar en 9 de Julio, previó con antelación las cuestiones de carácter sanitario del nuevo campamento militar y la instalación de un hospital de campaña.

El 13 de octubre del mismo año, había dirigido una nota al ministro de Guerra y Marina, general Juan Andrés Gelly y Obes, con una lista de los materiales para las construcciones de cuarteles en el nuevo lugar. Allí solicitó también los insumos necesarios para el hospital, la casa del médico, la botica y el depósito: 100 varas cumbreras, 400 tijeras, 720 cañas tacuarillas, 200 varas costaneras, 4 grandes ventanas rejas para el hospital,  2 menores para la botica y alojamiento del médico, 3 grandes puertas para el hospital y el depósito, 2 menores para la botica y 4 para el médico, entre otros (1).

Además, junto con el contingente que arribó a Tres Lagunas, en octubre de 1863, se encontraba el médico militar Germán Vega, quien se convertiría en el primer facultativo en prestar servicio en el nuevo campamento, el primer médico en instalarse en el naciente pueblo y el iniciador, por así decirlo, de la historia de la medicina en 9 de Julio.

Para entonces, Vega contaba cuarenta años de edad y mantenía con Vedia una relación de estrecha amistad. Había llegado a la Frontera del Oeste, en 1855, cuando por razones de salud pidió ser enviado desde Tandil a Bragado. Cuando Vega se trasladó al nuevo campamento en Tres Lagunas es probable que su familia haya permanecido en Bragado; pues, al año siguiente, habría de nacer  su hija, que apadrinó Julio de Vedia y que fue bautizada con el nombre de la esposa de éste.

Si bien Vega trasladó buena parte del equipamiento médico existente en Bragado, procuró no descuidar, en la medida de sus posibilidades, la atención de aquel pueblo; por lo cual, eran frecuentes sus viajes desde un lugar al otro. La construcción del hospital era, sin dudas, imperiosa.

En noviembre de ese año, había en el campamento unos cincuenta enfermos y para comienzos diciembre aún esperaba quemar la primera hornalla de ladrillos para edificar el hospital (2).

El 12 de febrero de 1864, el gobernador de Buenos Aires, Mariano Saavedra, expidió un decreto, a los efectos de proceder “a  la fundación de un nuevo pueblo que se denominará Nueve de Julio”. Cumplía así con un requerimiento que le había formulado Vedia, a principios de noviembre del año anterior y al deseo de “un gran número de vecinos”(3). Una vez creado el pueblo, el doctor Vega debió permanecer de manera más permanente en el lugar, para la atención de la población civil y militar.

Con el hospital de campaña, que primero existió en el Batallón 1º de Línea y en el Regimiento 5º de Caballería, se prestó asistencia médica a las tribus amigas de Melinao y de Rondeau, como así también en la Tapera de Díaz, a los indios de Coliqueo.Para 1865, el doctor Vega se hallaba al frente del hospital de 9 de Julio, una instalación bastante precaria que desaparecerá pocos años después. En marzo de ese año, el médico informaba sobre la situación del hospital, alertando sobre de la carencia de camas, medicamentos y útiles (4); y en abril, Vedia solicitaba el pago del subsidio económico de 3000 pesos, para el hospital.   

Otra cuestión que preocupaba, a la sazón, a Vega, era el estado en que llegaban los medicamentos al pueblo. En septiembre de 1865, el cirujano militar se dirigía al nuevo jefe de Frontera, el coronel Nicolás Granada, sucesor de Vedia, para reclamarle que las damajuanas con alcohol eran recibidas con adulteraciones. Ese documento, al mismo tiempo, aparece un listado con algunas sustancias pedidas para la farmacia: aceite de almendras, aceite de bacalao, cebada inglesa, cremor[sic] tártaro, mostaza en polvo, zarzaparrilla, malva, manzanilla, nuez moscada, azufre, potasa cáustica, canela y cascarilla; demás de ventosas, jeringas, morteros(5).   

Quizá pueda resultar innecesario aclarar que era parte de la tarea del médico la fabricación de los medicamentos, bálsamos  y unturas. Eran aún bastante acotadas las posibilidades que ofrecía la farmacopea, como así también la efectividad de las medicinas que podían   elaborarse con recursos tan escasos.   Ciertamente, si esa época el precario hospital podía mantenerse en pié se debía, sobre todo, a los esfuerzos del médicos y al aporte personal del jefe de la Frontera o de algunos oficiales.    

 NOTAS

(1) De un listado elaborado por José L. Villalba, Bragado, 13 de octubre de 1863, en Dirección de Asuntos Históricos del Ejército, Servicio Histórico del Ejército (en adelante, S.H.E.), Buenos Aires, Documentación de Comandancias Militares, Frontera Oeste.

(2) Archivo del General Mitre (en adelante, AGM), “Presidencia de la República. 1862-1868”, Buenos Aires, Biblioteca “La Nación”, 1913, tomo XXIV, págs. 39 y 41.

(3) Cfr. “El Nacional”,  año XII, nº 3404, Buenos Aires, 5 de noviembre de 1863, pág. 2.

(4) El informe de Germán Vedia, fue fechado el 15 de marzo de 1865. Un día después, Vedia lo remitió al ministro Gelly y Obes. Original en S.H.E.

(5) De Germán Vega a Nicolás Granada, 9 de Julio, 14 de septiembre de 1865, en S.H.E., Documentación de Comandancias Militares, Frontera Oeste, caja nº 9, carpeta nº 3183.

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